lunes, 8 de agosto de 2016

Max Goldstein: "El hombre del gancho" y el atentado que golpeó el corazón de la oligarquía rumana en 1920

Max Goldstein, autor del atentado contra el Senado rumano 
Por supuesto, el título es metáforico, puesto que todos sabemos que si de algo carecen totalmente los miembros de oligarquía y la burguesía es de corazón.

Max Goldstein (1898–1924) fue un comunista rumano, de origen hebreo, nacido en Bârlad, en una familia pobre de la región de Moldova. En su juventud se trasladó a Bucarest, donde se afiliaría rapidamente a las filas de los movimientos comunistas y socialistas, que estaban en plena formación en el primer tercio del siglo.

Fue un partidario de la acción directa y del sabotaje, incluyendo entre sus métodos el apoyo a la lucha armada, por lo que se le acusaría en ocasiones de tener tendencias anarquistas.  Sin embargo, aunque el anarquismo no tuvo mucho desarrollo en Rumania, debido principalmente a la estructura semifeudal en la cual vivía la población hasta la llegada del Ejército Rojo en 1944, fue acusado de pertenecer a este movimiento por algunos miembros del recién creado Partido Comunista, que no compartían sus métodos de lucha.

Después de estar encerrado en la cárcel por sus actividades militantes, logra escapar y refugiarse en Odessa, de donde regresaría a Rumanía con fondos para el proyecto de organizar una serie de atentados. Cuando entró de nuevo en su país, volvía con un gancho por mano, despues de un accidente sufrido durante la manipulación de explosivos. Así que fue conocido por la policia como "el hombre del gancho".

Ficha policial de Saul Osias,
otro de los autores del atentado
Algunos historiadores argumentan, por supuesto sin prueba alguna, simplemente llevados por la moda anticomunista, que fue enviado por los bolcheviques para crear el caos necesario para el triunfo de la revolución en Rumania. En realidad, Goldstein formaba parte de un grupo de comunistas rumanos que seguían las palabras del Manifiesto Comunista, aquellas que dicen que "los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos solo pueden alcanzarse derrocando por la violencia el orden social existente". 

Max Goldstein entró a formar parte de la historia de lucha del movimiento obrero rumano el mes de noviembre de 1920, cuando trató de asesinar a Constantin Argetoianu, ministro de interior del gobierno del rey Ferdinand I, por su dedicida politica antiobrera. Falló, porque la bomba colocada en el vagón del tren donde viajaba el ministro destruyó solamente la mitad de éste, sin afectar a la parte que ocupaba el político.
Demetriu Radu, obispo senador
 muerto en la acción

Sin embargo, el 8 de diciembre del mismo año, con la ayuda de Saul Osias y Leon Lichtblau, organizó otra acción con bomba en la sede del Senado de Rumanía. El artefacto tuvo éxito esta vez: acabaría con la vida del Ministro de Justicia, Dimitrie Greceanu, y de los senadores Demetriu Radu, obispo greco-católico, y Spirea Gheorghiu.  Resultaron también heridos otros miembros de la oligarquia rumana, como el  propi presidente del Senado, Constantin Coandă. 

Goldstein planeó el atentado contra el Senado, la camára de las élites rumanas, ya que estaba integraba por numerosas personalidades que no habían sido elegidas, sino que ocupaban este cargo en virtud a su posición en la sociedad, miembros de la clase explotadora: se trataba de altos cargos de la iglesia, rectores de universidades, ex ministros o ex parlamentarios, que habían ocupado estos cargos durante un largo período de tiempo.

La acción de Goldstein pondría en alerta a la oligarquia rumana que, por primera vez en la historia de Rumania, se vio atacada en su mismo núcleo institucional y simbólico, lo que provocó una rotunda reaccion.

La osadía de responder a la brutal violencia del sistema político-económico con violencia, terminaría con la rápida detencion de los implicados en el mes de noviembre de 1921, cuando Goldstein intentaba entrar de nuevo en Rumania, tras haberse refugiado un tiempo en Bulgaria.


El 28 de junio de 1922 sería condenado a trabajos forzados de por vida por el atentado contra el Senado rumano, que costó la vida a dos personas y heridas graves a otras. Los otros inculpados fueron condenados entre un mes y diez años de encierro en un campo de trabajo.

Para algunos historiadores, la actividad terrorista de Goldstein fue utilizada como una excusa por la extrema derecha para identificar a los judios con el comunismo, aunque todos sabemos que el fasciocapitalismo hubiera encontrado cualquier otra razon para justificar sus crímenes.

Tras la detención de los autores del atentado, no solo se abrió un proceso contra estos, sino que se aprovechó para castigar a los movimientos obreros y comunistas que exigían derechos laborales y defendian a la clase trabajadora. De este modo, se inició un proceso judicial con tres acusaciones: una en contra de los lideres de la huelga general de 1920, organizada y dirigida por los simpatizantes del comunismo (el Partido Comunista se crearia un año despues, en 1921), acusándolos de provocar la desestabilizacion del pais y de crear un clima propicio al atentado; la segunda, en contra de Goldstein y sus compañeros por el atentado del Senado; y la tercera, contra los militantes que habían votado a favor de la afiliación del Partido Socialdemócrata a la III Internacional Comunista, lo que se consideró una agresión contra los intereses nacionales y el apoyo a una potencia extranjera, la recién nacida Unión Soviética que, por cierto, los oligarcas rumanos habian agredido pocos años antes aprovechándose de la Guerra Civil entre bolcheviques y mencheviques, invadiendo la República Soviética de Moldavia.
Leon Lichtblau, el tercero de los participantes 

El historiador Ioan Scurtu nos ofrece mas detalles sobre estos juicios:

Durante el juicio, tanto los socialdemócratas del proceso de la huelga general, como los comunistas, desaprobaron esta práctica y solicitaron que su causa fuera separada de la del autor de los atentados. Sus solicitudes fueron aceptadas y Goldstein fue juzgado en un proceso separado y condenado a cadena perpetua. Fue encerrado en la cárcel de Doftana y mantuvo huelga de hambre durante 32 días. Esta forma de protesta le causó la muerte".

Goldstein fue, pues, la cabeza de un grupo de socialistas partidarios de la acción directa, que formaban parte del ala más a la izquierda del Partido Social-Demócrata de Rumania, liderada por Alecu Constantinescu. que en 1921 se desprende de este para formar el Partido Comunista Rumano (con el primer nombre de Partido Socialista Comunista).

El general Constantin Coanda, 
presidente del Senado 
El atentado contra el Senado provocaría también la condena de un gran grupo de militantes comunistas en el conocido Proceso del Dealul Spirii (nombre del lugar donde se ubicaba el Senado), y la ilegalización del Partido Comunista, recien creado en 1921. El que fue elegido dirigente del nuevo partido, Gheorghe Critescu, rechazó toda implicacion en el atentado, algo que tampoco lograría probar la policia rumana (aunque aun asi, la justicia capitalista, tan objetiva como la actual, igualmente decretó su prohibición). En los testimonios del proceso, Critescu sostuvo que las acciones de estaban inspiradas por el anarquismo, y no por el comunismo, no sabemos si para despistar a la policía o por un verdadero rechazo de la lucha en las calles y con el arma en la mano, sobre todo después de que la Revolución Soviética demostrara que se trata del único camino para hacer triunfar una revolución e iniciar el camino de una verdadera emancipación (razón por la que, por cierto, los miembros que formaran el Partido Comunista habían votado separarse del Partido Social-Demócrata, partidario de limitarse a la via legal).

Goldstein fue uno de los  representantes del activismo comunista que reinvidicaba abiertamente la acción directa, y aunque nunca se reconoció como anarquista, algunos comunistas condenaron sus actividades y le definieron como tal. Lo cierto es que su atentado contra el Senado fue un golpe tremendo para la oligarquia rumana, que desde entonces tomó conciencia del verdadero peligro para sus privilegios que representaba el crecimiento del comunismo en Rumania, y la decidió a actuar con contundencia contra todos los movimientos sociales que luchaban, en un pais anclado en el semifeudalismo, por la mejora de sus derechos, de sus salarios y la toma del poder por los trabajadores.

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