miércoles, 2 de noviembre de 2016

El candidato socialdemócrata gana el primer turno de las elecciones presidenciales en República Moldova

El primer turno de las elecciones presidenciales de República Moldova ha clarificado quienes serán los dos candidatos que se enfrantarán en la "fase final" de las elecciones que la oligarquía ha organizado en la antigua república soviética. El candidato que ha recibido más votos ha sido el socialdemócrata Ion Dodon, con un 48,3%, seguido de la liberal Maia Sandu, con un 38,4%.

Imagini pentru ion dodon maia sandu
Maia Sandu y Igon Dodon, la burguesía se pelea por el control de Moldavia
El Partido de los Comunistas de República Moldova, liderado por Vladimir Voronin, presidente del país desde abril de 2001 hasta septiembre de 2009, ha boicoteado las elecciones tras lo que considera un ilegal cambio constitucional para que se elija al Jefe del Estado de forma directa, siendo hasta las anteriores elecciones nombrado por la mayoría parlamentaria.

Las votaciones del segundo turno del circo electoral será el próximo día 13 de noviembre, una cita que poco va a cambiar la vida de los trabajadores rumanos, pues se trata de elegir entre capitalismo o capitalismo, como en cualquier elección de una democracia burguesa.

Las diferencias entre los dos candidatos a la presidencia son nimias. Mientras Ion Dogon se pone la etiqueta de "socialdemócrata", es decir, maquilla un poco su apuesta firme y única por el régimen de propiedad capitalista, que como decían ya Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, es la cuestión fundamental en la que hay que poner el acento, Maia Sandu no duda en defender el sistema capitalista que ha llevado a los moldavos al límite de la desesperación y al saqueo del país por parte de la oligarquía local, después del robo del banco nacional que dejo el tesoro público totalmente vacio (link).

Por otro lado, Maia Sandu defiende el acercamiento hacia la Unión Europea mientras Dodon hace lo propio con la Unión Euroasíatica, en el marco del conflicto interimperialista creciente que se produce por el control de las zonas de influencia y de los recursos económicos entres los bloques imperialistas que están configurando la realidad geoeconómica actual. En todo caso, ni uno ni otro defienden, por supuesto, pues se trata de la burguesía oligárquica en ambos casos, la lucha real contra la corrupccion, las desigualdades abismales entre las clases sociales o, ni mucho menos, contra sus raices reales: el sistema capitalista y sus bases en la propiedad privada de los medios de producción y, de hecho, del propio gobierno, dominado y controlado, incluso elegido indirectamente, por las grandes corporaciones monopolísticas.

Es evidente por qué el PCRM de Voronín, a pesar de que durante su gobierno no llevó a cabo política socialista alguna y más bien se autocondenó electoralmente haciendo políticas socialdemócratas tras la fachada de la bandera roja,  ha afirmado que no va a apoyar ni a uno ni a otro bando, pues ambos representan prácticamente lo mismo: más capitalismo, más sometimiento del país a unas corporaciones monopolísticas propias del capitalismo imperialista u a otras. En todo caso, es evidente que si el candidato socialdemócrata gana la presidencia de Moldavia será un duro golpe para los intereses de la U.E., aunque también hay que recordar que el Partido de los Comunistas de RM, que también era acusasado de depender de Moscú,  no dudó en ningún momento en apoyar a los movimientos de acercamiento a las instituciones europeas o, incluso, de que el ejército moldavo colaborara con la OTAN. Los intereses de la oligarquía local siempre primarán a cualquier otro mientras existan las diferencias de clase en las que se basa asientan los regímenes capitalistas.

Imagini pentru moldova alegeri
Curiosamente, los dos bandos se acusan mutuamente de servir al imperialismo enemigo: los liberales prooccidentales acusan a Dodon de estar financiado por Rusia; los socialdemócratas prorrusos afirman que Maia Sandu recibe financiación de Estados Unidos y la U.E. Mientras tanto, ambos bandos, como sucede en cualquier país capitalista, hacen negocios comunes y, a pesar de su apoyo a un bloque o a otro, sirven, principalmente, como todo burgués, principalmente a sus propios intereses económicos.

Todo ello a pesar de que los "sofistas", como los denomina Lenin en El Imperialismo, fase superior del capitalismo, se posicionan de un lado u otro, alegando que "las formas" de uno son "más pacíficas", "menos agresivas", o cualquier otra excusa para esconder su posición antimarxista. Mejor dar la palabra creador del marxismo-leninismo para deslindar los límites entre los oportunistas traidores al marxismo y el concepto marxista-leninista de imperialismo capitalista, en el que la forma más o menos agresiva de un determinado estado o bloque de estados de aumentar su influencia o injerencia económica en el mundo, si dichos cambios son únicamente económicos o se usa o no la agresión bélica con mayor o menor intensidadad, es, para el líder soviético, "una cuestión secundaria que no puede hacer variar en nada la concepción fundamental sobre la época actual del capitalismo":

"Los capitalistas reparten el mundo, no como consecuencia de su particular perversidad, sino porque el grado de concentración a que se ha llegado les obliga a seguir este camino para obtener beneficios; y se lo reparten "según el capital"; "según la fuerza"; otro procedimiento de reparto es imposible en el sistema de la producción de mercancías y del capitalismo. La fuerza varía a su vez en consonancia con el desarrollo económico y político; para comprender lo que está aconteciendo, hay que saber cuáles son los problemas que se solucionan con el cambio de las fuerzas, pero saber si dichos cambios son "puramente" económicos o extraeconómicos (por ejemplo, militares), es una cuestión secundaria que no puede hacer variar en nada la concepción fundamental sobre la época actual del capitalismo. Sustituir la cuestión del contenido de la lucha y de las transacciones entre los grupos capitalistas por la cuestión de la forma de esta lucha y de estas transacciones (hoy pacífica, mañana no pacífica, pasado mañana otra vez no pacífica) significa descender hasta el papel de sofista" (Lenin, El Imperialismo, fase superior del capitalismo)

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